lunes, 25 de agosto de 2014

Nueva especie aparece en América del Norte-los coywolves



Coywolves siendo mantenidos en cautiverio. Crédito de la imagen: CC BY-SA 3.0 L. David Mech et al.

Un cruce entre coyotes y lobos ha llegado a hacerse cargo de algunas áreas de los Estados Unidos.

Consta de ADN lobo alrededor del 25%, ADN del coyote el 66% y el resto de los perros domésticos, estos cruces inusuales han sido vistos con creciente regularidad en varios regiones, en Virginia Occidental y al norte de los Grandes Lagos. Su presencia se debe a la actividad de la caza humana empujando las poblaciones de lobos del norte y las poblaciones de coyotes este del Great Plains, obligando a ambas especies a unirse entre sí y les permite aparearse y producir descendencia híbrida. Con una completamente nueva composición genética de ambas especies cuando se toma de forma individual, estos nuevos coywolves son significativamente más grandes que los coyotes y poseen fuertes mandíbulas de lobo. Sus genes de lobo también les dan una ventaja en derribar presas más grandes, mientras que sus genes coyote les ayudan a adaptarse a los entornos urbanos. También son expertos en cazar juntos en manadas

martes, 19 de agosto de 2014

Robots sirven platos cocinados por androides en restaurante chino



Se trata de un restaurante futurista que sirve platos emblemáticos de la cocina regional 



Los robots sólo tienen que cargar sus baterías por dos horas para una autonomía de cinco horas. 

En un restaurante futurista del este de China, androides se ocupan de la cocina, mientras que robots con ruedas sirven a los clientes deliciosos ravioles al vapor y verduras fritas.

Este pequeño restaurante, que abrió la semana pasada en Kunshan, en la provincia de Jiangsu, propone platos emblemáticos de la cocina regional, pero, el servicio, no tiene nada de tradicional.

Dos robots dan la bienvenida a la clientela y cuatro pequeños androides llevan luego a cada mesa suculentos platos.

"Mi hija me pidió que fabrique un robot porque quería librarse de los quehaceres domésticos", explicó a Song Yugang, fundador del establecimiento.

Fue entonces, al interesarse a la robótica, que se le ocurrió la idea de crear un personal mecánico para su restaurante, incluso para la cocina.

Cada robot  le cuesta a Song unos cuatro mil  yuanes (unos seis mil 500 dólares), es decir el equivalente de un salario anual de un empleado de carne y hueso.

"Los robots pueden entender una cuarenta de frases y consignas de la vida diaria. Y sobretodo no se enferman, ni piden vacaciones", dice Song entusiasmado.

Según él, basta con cargar sus baterías dos horas diarias para una autonomía de cinco horas.

Este restaurante futurista no es el primero en abrir sus puertas en China. Un mesón de Harbin (noreste), con personal 100 por ciento robótico, abrió ya sus puertas en 2012.

El precio de la mano de obra en China se ha incrementado de forma significativa en los últimos años, alentando a las empresas del sector a acelerar los procesos de automatización.
fuente  http://www.informador.com.mx/

lunes, 18 de agosto de 2014

Kepler 186-F, el planeta más parecido a la Tierra


Se encuentra a 500 años luz de nuestro planeta, en la zona habitable de la constelación Cygnus, por lo que podría tener vida o haber desarrollado vida en algún momento


Descubierto recientemente por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), el planeta Kepler 186-Fencabeza la lista de los exoplanetas que son estudiados para buscar algún indicio de vida.
El investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, Salvador Curiel Ramírez, señaló que de todos los que se han descubierto, este planeta es el más parecido en tamaño a la Tierra.
Se encuentra a 500 años luz de nuestro planeta, en la zona habitable de la constelación Cygnus, por lo que podría tener vida o haber desarrollado vida en algún momento, detalló el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Curiel Ramírez explicó en entrevista con Notimex que la zona habitable de cualquier sistema solar es aquella donde la temperatura está entre 0 y 100 grados centígrados, es decir, donde puede existir agua líquida.
Por otro lado, entre los planetas más calientes están el WASP 103-b y el Kepler 78-b, cuyas temperaturas llegan hasta los tres mil grados centígrados, debido a que estos se ubican cerca de su estrella, agregó.
Cabe señalar que la mayoría de los mil 703 exoplanetas confirmados por la NASA son del tipo de Júpiter y se hallan próximos a sus estrellas, por lo que también se les conocen como Júpiter caliente.
En tanto los más grandes que hasta el momento se han descubierto, son los WASP 17-b, y el HAT-P-32-b, que tienen radios que son dos veces más grandes que el de Júpiter.

fuente/ http://tecnologia.starmedia.com/

sábado, 16 de agosto de 2014

¿Bostezan los monos si ven hacerlo a una persona?




Es bien conocido el fenómeno de que a una persona le entren ganas de bostezar si ve hacerlo a alguien con quien convive. Ello se considera una señal inconsciente de empatía. Los perros también tienden a bostezar cuando ven hacerlo a una persona de su entorno habitual. ¿Ocurre lo mismo con el mono?

La habilidad de experimentar las emociones de otros es difícil de cuantificar en cualquier especie, y, como resultado de ello, es complicado medir la empatía de una forma objetiva. La transmisión de un sentimiento de un individuo a otro, algo conocido como “contagio emocional”, es la forma más básica de empatía. Los sentimientos se ponen de manifiesto mediante expresiones faciales (por ejemplo, la pena, el dolor, la alegría o el cansancio), y estos sentimientos pueden viajar desde un “rostro emisor” a un “rostro receptor”. Con la recepción, la reproducción de expresiones faciales va unida en el sujeto receptor a la evocación de una emoción similar a la experimentada por el individuo emisor.

El “contagio del bostezo” es una de las formas más generalizadas y aparentemente triviales de contagio emocional. Por eso resulta más fácil de identificar y analizar que otros contagios de emociones.

En un nuevo estudio, el equipo de Elisabetta Palagi, Ivan Norscia y Elisa Demuru, del Museo de Historia Natural, adscrito a la Universidad de Pisa en Italia, comparó directamente el efecto del contagio del bostezo entre humanos y bonobos. Estos, junto con los chimpancés, son nuestros parientes evolutivos más cercanos.

A lo largo de cinco años, los autores del estudio observaron tanto a humanos como a bonobos durante sus actividades cotidianas, y reunieron datos sobre el contagio de bostezos aplicando el mismo enfoque etológico y las mismas pautas de catalogación.


Dos características del contagio de bostezos se compararon: Cuántas veces los sujetos respondían a los bostezos de los demás, y con qué rapidez. Curiosamente, cuando el sujeto que bostezaba primero y el que lo hacía justo tras verle no eran amigos ni parientes, los bonobos respondían a los bostezos de los demás con la misma frecuencia y rapidez que los humanos en la misma situación. Esto significa que la suposición de que el contagio emocional es mayor en los seres humanos que en otras especies no se cumple en todas las ocasiones.

Sin embargo, los humanos sí respondieron con más frecuencia y con más prontitud que los bonobos cuando quienes bostezaban primero eran amigos o parientes, probablemente debido a que las intensas relaciones entre humanos se sustentan sobre fundamentos emocionales más complejos y sofisticados, vinculados a la cognición, la capacidad de memoria y la riqueza de los recuerdos.

En conclusión, los resultados de este estudio sugieren que las diferencias en los niveles de contagio emocional entre los seres humanos y los bonobos son atribuibles a la calidad de las relaciones compartidas por los individuos. Cuando la complejidad de los vínculos sociales típica de los seres humanos no interviene, el Homo sapiens desciende de su rama habitual en el árbol de la empatía para volver a la rama básica que humanos y simios compartimos.


fuente/http://noticiasdelaciencia.com/

Sustancia sintética para inducir al suicidio a las células cancerosas



Unos científicos han conseguido elaborar una molécula que puede hacer que las células cancerosas se autodestruyan, al inducirles la apoptosis, o muerte celular programada, a partir de la introducción de ciertos iones en su interior.

Las moléculas como la elaborada son bombas sintéticas de iones, y confirman una hipótesis de hace dos décadas según la cual podrían ser el camino hacia el desarrollo de nuevos fármacos anticáncer, beneficiando además a los pacientes de fibrosis quística.

Se habían creado antes bombas sintéticas de iones, pero esta es la primera vez que unos investigadores las han mostrado trabajando en un sistema biológico real, donde los iones transportados son capaces, como se ha comprobado, de hacer autodestruirse a ciertas células.

El logro es obra de expertos de la Universidad de Texas en la ciudad estadounidense de Austin, y otras cinco instituciones.

Las células en el cuerpo humano trabajan duro para mantener una concentración estable de iones dentro de sus membranas celulares. La alteración de este delicado equilibrio puede desencadenar que las células activen la apoptosis (muerte celular programada), un mecanismo que utiliza el cuerpo para librarse de células dañadas o peligrosas.

Una forma de destruir células cancerosas sería activar esta secuencia de autodestrucción innata, mediante la estrategia de alterar el equilibrio iónico en dichas células. Desafortunadamente, cuando una célula se convierte en cancerosa, cambia la forma en que transporta los iones a través de su membrana celular de un modo que bloquea la apoptosis.

Hace casi dos décadas, se descubrió una sustancia natural llamada prodigiosina, que actuaba como bomba natural de iones y tenía un efecto anticancerígeno.

Desde entonces, muchos químicos han soñado con encontrar bombas sintéticas que pudieran hacer exactamente el mismo trabajo pero sin verse obstaculizadas, y que también sirvieran para tratar enfermedades como la fibrosis quística, donde los canales de cloruro no funcionan.

El equipo de Jonathan Sessler lo ha conseguido ahora, al crear una bomba sintética de iones que se enlaza a los iones de cloruro. La nueva técnica permite una potencial acción terapéutica, al promover la muerte celular, según se ha comprobado en células humanas de cáncer cultivadas en el laboratorio.

El próximo paso para los investigadores será probar en animales las bombas sintéticas de iones.
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